Me rodeo de gente que sabe caminar, y aún así vuela. Personas que sienten, a las que se les eriza la piel con sus pasiones. Que luchan sus guerras, siempre hacia el horizonte y, que si caen, sacan fuerzas y siguen. Personas que entienden que lejos o cerca son solo números, que el tiempo es solo números, y atraviesan las cifras como un rayo de sol, imparables.

Atemporales, irremplazables, únicos... y, pese a eso, comparten un corazón enorme.
Que pese a mis desastres, eligen cada día dar un paso más conmigo. 

Por cada una de esas personas, soy invencible.

Si me leen la fortuna que sea en presente, con vosotros junto a mí y el futuro por escribir. 

No hay mejor suerte que la mía.