Es preciosa.
Y no me refiero a que sea guapa, que también. Me refiero a que tiene la forma de mirar mas bonita en la que me he sumergido nunca.
Que nadar entre sus curvas me pierde y, si me pierdo para encontrarme entre sus brazos, nunca volveré a mirar un mapa. Que caminaría con los dedos la geografía de su pecho hasta aprenderme cada uno de sus lunares.
Y que, el amanecer de su sonrisa, es uno de mis paisajes favoritos.